Benidorm cumple 700 años: De aldea fortificada a icono del Mediterráneo
En 2025, la ciudad de Benidorm celebra un hito extraordinario: 700 años desde la concesión de su carta fundacional. El 8 de mayo de 1325, el almirante Bernat de Sarrià, en nombre de la Corona de Aragón, otorgó una carta de población a una pequeña aldea fortificada dedicada a la pesca, situada en la actual Costa Blanca. Aquel documento marcó el inicio oficial de la vida cívica de Benidorm y abrió el camino a una transformación que, siete siglos después, sigue sorprendiendo.
Orígenes en la Reconquista
Benidorm tiene raíces que se remontan a la prehistoria, pero fue durante la etapa islámica (siglos VIII–XIII) cuando formó parte de los reinos de taifas que dominaban el sureste peninsular. Tras la conquista cristiana, el territorio pasó a manos de la Corona de Aragón. La carta de 1325 fue un acto estratégico: repoblar y defender la costa frente a incursiones piratas y ataques procedentes del norte de África.
A través de privilegios fiscales, tierras y derechos de pesca, se atrajo a nuevos colonos. Se construyó una fortaleza, se trazaron calles y se levantó una iglesia primitiva: la semilla de una comunidad resistente y marinera.
Siglos de lucha y perseverancia
Durante los siglos siguientes, Benidorm sobrevivió a un entorno cambiante y muchas veces hostil. El mar era fuente de vida, pero también de peligro: los corsarios berberiscos asolaron la costa durante los siglos XV y XVI. La pesca, sobre todo del atún mediante el arte tradicional de la almadraba, se convirtió en el sustento principal.
La construcción de la Iglesia de San Jaime Apóstol en el siglo XVIII marcó una etapa de estabilidad y devoción popular. Aun así, durante el siglo XIX y buena parte del XX, Benidorm siguió siendo un pueblo pequeño y pobre, afectado por la sequía, la emigración y la guerra civil.
La reinvención del siglo XX
El gran cambio llegó en la segunda mitad del siglo XX. En 1956, el entonces alcalde Pedro Zaragoza Orts apostó por un modelo revolucionario: convertir a Benidorm en un destino turístico internacional. Convenció al régimen franquista de permitir el uso del bikini en sus playas—algo escandaloso para la época—y promovió un urbanismo vertical, moderno y eficiente.
Benidorm se convirtió en un fenómeno: rascacielos frente al mar, playas limpias, ocio sin fin y una conexión directa con Europa. Durante los años 70 y 80, el turismo británico, alemán y escandinavo llenó sus hoteles, haciendo del nombre "Benidorm" sinónimo de vacaciones.
Una ciudad de contrastes a los 700 años
Hoy, Benidorm es una ciudad de contrastes. Con más de 70.000 habitantes y millones de turistas al año, combina el bullicio moderno con el encanto de su casco antiguo, donde aún se perciben los ecos de aquella villa medieval. Sus playas, su gastronomía y su oferta cultural conviven ahora con proyectos de sostenibilidad urbana, gestión inteligente y protección del litoral.
Celebrar los 700 años de Benidorm no es solo mirar atrás: es también reconocer su capacidad de adaptación, su identidad mestiza y su proyección internacional. Desde su carta fundacional en 1325 hasta los desafíos del siglo XXI, Benidorm ha sabido reinventarse sin perder su esencia.
Este aniversario no es solo una efeméride. Es una oportunidad para reflexionar sobre un legado colectivo, construido entre generaciones de pescadores, urbanistas, soñadores y visitantes que han hecho de Benidorm un lugar único en la historia del Mediterráneo.
MKH.
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